Mediciones de Calidad del Aire: lo que esconden las partículas en suspensión en Rancagua
Dos académicos UOH, apoyados por estudiantes de Ingeniería de la misma casa de estudios, realizan monitoreos para entender la composición del aire que se respira en la capital regional de O’Higgins.
Entre el 1 de mayo y hasta fines de agosto, en el Valle Central de la Región de O’Higgins, se desarrolla la Gestión de Episodios Críticos (GEC) por parte de la autoridad ambiental en las 17 comunas adscritas a este territorio. El objetivo es conocer la calidad del aire y de acuerdo a ello tomar medidas para la salud de la población. Cuando existen entre 80 y 109 µg/m³ de material particulado MP2,5 es declarada la alerta ambiental, iniciando la prohibición -por ejemplo- de calderas de calefacción para uso domiciliario o calefactores a leña.
Pero ¿qué contienen esas micro partículas qué respiramos? Más allá de su concentración, ¿qué elementos químicos podrían estar presentes? Es parte de las preguntas que se plantearon los académicos Raúl Valenzuela y Daniele Tardani, ambos del Instituto de Ciencias de la Ingeniería (ICI) de la Universidad de O’Higgins (UOH), al momento de iniciar un proyecto para medir la calidad del aire de la ciudad de Rancagua y adentrarse en los componentes de esas partículas que se respiran en la capital regional.
Captador de aire
Raúl Valenzuela, PhD en Ciencias Atmosféricas, aclara que esto se inicia a partir de la colaboración del académico Cristóbal Galván de la Universidad Mayor, quien facilita a modo de préstamo a la UOH un captador de aire de alto volumen que permite realizar mediciones de calidad del aire. “Partió como una inquietud personal junto a Daniele Tardani para entender la composición del aire que respiramos. Con la ayuda de la gente de infraestructura de la UOH, pudimos instalar con energía eléctrica este aparato y además darle altura para que pueda capturar el aire que pasa cerca del edificio B del Campus Rancagua”.
El Dr. Valenzuela explica que se trata -en simples palabras- de una aspiradora conectada a un computador (internamente), donde se puede programar el flujo de aire en metros cúbicos por hora que debe capturar el equipo. “Se programa y el instrumento toma el aire y lo pasa por un filtro que instalamos dentro. Ese filtro captura todas las partículas que vienen en el aire, en tamaños alrededor de 10 micrones, pueden ser menores o un poco mayores también. Luego son llevadas al laboratorio para ver de qué están compuestas”, resume el académico UOH.
Lo que respiramos
El Dr. Valenzuela explica que esperan –inicialmente- hacer muestreos con cierta frecuencia, dos o tres veces a la semana, para construir un archivo de observaciones del aire rancagüino. Las muestras de estos filtros serán posteriormente analizadas química y biológicamente; en el primer caso, para ver la composición inorgánica, si existen metales, y en el segundo caso, para saber si existe carbono negro o restos de bacterias
“La idea es hacer un trabajo relativamente novedoso para la región. Hasta el momento conocemos la masa de particulado atmosférico que tenemos en nuestro aire. Sin embargo, lo que nosotros queremos ver es su composición y tratar de determinar su origen a través de un estudio multidisciplinario, entre la geoquímica ambiental, encargada de ver la composición química inorgánica y orgánica del material particulado, y la ciencia de la atmósfera, encargada de ver los vientos dominantes y la dinámica de transporte de ese material en la atmósfera”, señala el Doctor en Ciencias Geológicas, Daniele Tardani.
El académico agrega que conocer la composición mineralógica y elemental permitirá entender el origen de ese material particulado y su potencial riesgo para la salud humana. “Idealmente vamos a hacer un muestreo entre agosto y octubre, al menos, y posteriormente analizar las muestras, con un análisis químico y mineralógico por microscopía óptica y electrónica, además de trabajo estadístico sobre esos datos”, explica el experto.
En el trabajo de campo también participan dos estudiantes de Ingeniería Civil Industrial de UOH, Julio Sepúlveda e Isaías Vallejos, quienes ayudarán de las labores prácticas, como cambiar filtros, catalogarlos y almacenarlos. “La idea es que, si ellos están interesados, sigan con una memoria de título para trabajar sobre los resultados de la investigación”, explica el Dr. Tardani.
Durante la primera mitad del 2024 esperan tener los primeros resultados de este trabajo.