Humedal de Pichidegua se convierte en toda una aventura para comunidad educativa local
· Sauces, quintrales, aves, caballos, chilca nativa, microorganismos, y muchísimo fango, fue el resultado del divertido recorrido científico por el humedal “Las Juntas”, realizado por niñas y niños del Colegio Enrique Serrano de Pichidegua.
La Universidad de O’Higgins (UOH), a través del Proyecto URO 2193 “Red Cultural y Científica para la Región de O’Higgins”, desarrolló este taller STEM, llevando a los/as estudiantes a través de un camino lleno de aventuras fangosas donde la naturaleza y la biodiversidad fueron las principales protagonistas.
Así lo subrayó la coordinadora de la Red Científica de la UOH, Ana Paula Yáñez, quien destacó esta actividad en terreno diseñada para incentivar la observación científica en niñas y niños del Colegio Enrique Serrano de Pichidegua, desde una perspectiva entretenida y llena de aventuras, que les hiciera comprender la importancia de la naturaleza y su conservación.
“Este recorrido científico tuvo como objetivo estimular el cuidado del medio ambiente y su biodiversidad, a partir de este ejercicio divertido de observación, con el fin de promover el contacto con la naturaleza, fomentando con ello el conocimiento científico en estudiantes de este colegio que forman parte del Programa SernamEG 4/7”, puntualizó Yáñez.
Conservación del medio ambiente
La ingeniera en Recursos Naturales y tallerista a cargo del recorrido, Camila Caro, sostuvo que la idea de la actividad fue la de incentivar de forma divertida la observación para que las niñas y niños aprendieran a reconocer las distintas especies, los microorganismos, la flora y la fauna que componen el ecosistema del humedal “Las Juntas”, al tiempo de que pudieran conectar con la naturaleza, como una manera de motivarles a la conservación del medio ambiente.
Por su parte, la estudiante de este colegio Angelina Pérez, quien recorrió el vasto humedal lleno de sauces, quintrales, aves, caballos y microorganismos, manifestó haber superado sus nervios en la medida que se adentraba en la naturaleza. “Al principio me sentí un poco nerviosa, pero al conectarme con las aves y con todo lo demás, me sentí en ambiente. Me llamó mucho la atención como el colibrí recolectaba el polen. Fue una actividad muy entrete…”, sentenció la pequeña aventurera.