Reportajes

La valentía de revelar la identidad de género

 ·       En la emisión del reality «El Gran Hermano», de esta semana, la concursante Trinidad Cerda reveló que es una persona transgénero, algo que había mantenido oculto por años, incluidos sus compañeros/as de encierro.

Entre lágrimas, la concursante del reality confesó que «nací con un género diferente, chicos. Durante toda mi vida, he vivido de una manera en la que intentaba pasar desapercibida, evitando llamar la atención y protegiéndome de posibles daños. Sin embargo, esta es una historia que debo contar con orgullo».

Añadió que «no estoy compartiendo esto por ustedes ni por mí, sino por todos los niños y niñas que están fuera de aquí y que podrían enfrentar situaciones difíciles, incluso llegar al punto del suicidio, tal como estuve yo en algún momento».

La ley Nº21.120 entiende la identidad de género como la convicción personal e interna de ser hombre o mujer, tal como la persona se percibe a sí misma. Eso puede o no corresponder con el sexo y nombre que figura en el acta de inscripción del nacimiento.

Para la directora de Equidad de Género y Diversidades de la Universidad de O’Higgins, Gabriela Rodríguez, la revelación de la identidad de género o la orientación sexual  “puede ser liberador y vital para la salud mental de una persona. Hacerlo puede proporcionar un sentido de autenticidad, pertenencia y validación. Cabe resaltar el valor y coraje de Trinidad al compartir su historia frente al grupo en televisión abierta. Este acto no sólo puede inspirar a otras personas que están en situaciones similares, sino que también puede abrir los ojos acerca de las realidades que enfrentan las personas trans. Historias como la de Trinidad ayudan a visibilizar a la comunidad trans, promoviendo un cambio positivo en la percepción pública”.

Para cada individuo, dar a conocer su situación, implica una valentía significativa y puede generar una sensación de liberación, autenticidad y pertenencia. Algunas personas pueden enfrentar reacciones negativas, como discriminación, rechazo o violencia, mientras que otras pueden recibir apoyo y aceptación. “En algunos casos puede ser un ‘cautiverio’ mental. La tensión entre vivir auténticamente y el temor al rechazo o discriminación puede generar un estrés psicológico significativo, que puede derivar en ansiedad y depresión.  En este camino de autodescubrimiento y aceptación, la educación y sensibilización juegan un papel crucial. Es fundamental trabajar para desmantelar los estereotipos y prejuicios existentes en nuestra sociedad sobre las personas trans. La información y la educación pueden fomentar la empatía y comprensión, reduciendo el estigma y la discriminación”, añade Gabriela Rodríguez.

Sobre las redes de apoyo en este tipo de casos, la directora es clara: “son esenciales para el bienestar individual y colectivo. Nos proporcionan apoyo emocional, nos ayudan a superar desafíos y validan la identidad de cada persona. En la UOH entendemos la importancia de formar parte de estas redes de apoyo y garantizamos el uso del nombre social en todas las actividades universitarias a través de nuestro protocolo de reconocimiento de nombre social. Esta política institucional inclusiva no solo es una forma de normalización, ayudando a crear un entorno donde la diversidad es la norma y no la excepción, sino que también es un acto de despatologización, lo que implica dejar de ver la identidad trans como una anomalía o enfermedad, entendiéndola como una de las múltiples formas válidas de identidad humana”.

Casos: Niño/a o adolescente

En el caso de Trinidad, ella es una persona adulta, que decide revelar su identidad de género, pero ¿qué pasa cuándo quien quiere relatarlo es un niño/a o un adolescente? Nicolás González, psicólogo infantil y docente adjunto de la Universidad de O’Higgins, se refiere al tema.

“Lo primero es integrar una mirada de no patologización, es decir, comprender que esto no constituye un trastorno de la salud mental. Esto permitirá otorgar un espacio seguro en el cual el niño/a pueda expresarse y manifestar de manera abierta su identidad de género. Reconocer, validar y utilizar el pronombre con el cual se autoidentifica puede ser muy significativo y contenedor”, explica el experto.

A ello, suma como fundamental “generar conversaciones en las cuales se pueda hablar al respecto de manera abierta y con naturalidad. Mostrar interés genuino por lo que piensa y siente, será muy significativo. Y también mantener una postura de apoyo y amor incondicional, favorecerá el bienestar de su hijo o hija”.

¿Y cómo orientar a los niños/as antes las dudas que tengan? “Lo principal es poder lograr esos espacios de conversación abierta y cálida que permita la expresión de dudas e inquietudes. Una vez que éstas puedan emerger, evitar la instalación de prejuicios o estereotipos y adoptar una postura de apertura. En el caso que existan dudas o inquietudes que los padres, madres o cuidadores no sepan resolver, abrir la posibilidad de acompañamiento profesional para todo el grupo familiar, quienes, sin duda, deben vivir este proceso de manera conjunta”, indica Nicolás González.

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